No estoy de adorno

En un limonero de ramas lustrosas las flores blanquecinas de azahar daban su penetrante aroma, con el correr de los días los hermosos racimos de flor se transformaron en pequeños frutos que ganaron hora tras hora, tamaño y lozanía.

Flores de azahar. gentileza: freepik.es.

Habían madurado y lucían amarillos y rozagantes. La morena mano del hombre, encargado de cuidarlo y protegerlo, los fue arrancando uno a uno, destinándolos a un cesto que pronto rebozo de frutos amarillos y con el tesoro ya recogido se encamino hacia la casona. En tanto los frutos conversaban entre si: los había humildes, que esperaban ser utilizados en distintas variedades de alimentos, otros mas creídos de si mismo, aguardaban ser prolijamente envueltos y enviados por avión a diferentes destinos. Hasta que se oyó la voz de uno de ellos, fragante como todos, que mostró su pensamiento feliz: “yo no estoy para adorno, con mi pulpa jugosa se hará un exquisito dulce, con mi cascara se dará fortaleza al mate de mi ama, y con mis semillas se prepararan infusiones curativas para el reuma y otras enfermedades dolorosas”. Los otros limones sonrieron y comprendieron: todos ellos podían ser útiles preciosos para el consumo, no habían crecido y madurado en vano. Como el limón de mi historia, yo tampoco nací para adorno nomas, tengo que ser útil a mi mismo y a los demás. Por algo Dios Padre y la Naturaleza nos hicieron nacer, florecer y madurar. ¿No le parece?

El limón. gentileza: freepik.es

Esta entrada fue publicada en Un día como hoy.... Enlace permanente.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *